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obscenidades

Steiner dixit

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Hace treinta años escribí un ensayo en donde digo: "Este Estado de Israel va a torturar a otros seres humanos. Deberá hacerlo, para sobrevivir".

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George Steiner en diálogo con Antoine Spire. La barbarie de la ignorancia,
Barcelona, Taller de Mario Muchnick, 1999, p. 45.

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¡Pero, pero, pero...!!!!

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La industria del Holocausto

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Y pensar que a Adorno se le ocurrió cuestionar la posibilidad de escribir poesía después de Auschwitz...

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París III

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Mirad cómo desfilan.

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13

Este verano, saliendo un día de Barcelona por la línea costera de Cercanías, Gurb miraba las obras desplegadas durante 24 horas junto a los raíles:

Estamos construyendo el AVE como si fueran las pirámides de Egipto...

...dijo.

Acabáramos

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¿Pero quién coño es el cerebro privilegiado al que se le ha ocurrido montar un musical sobre Ana Frank? ¿Alguien me cuenta a qué queda reducido el Holocausto en todo esto?

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Luces y pueblo

Bien decía Voltaire que si no existía Dios, había que inventarlo para tener bajo control a mujeres y criados. La Ilustración española, ducha en moderaciones por la cuenta que le traía,  también afirmaba que era necesario no extender ciertas verdades entre el vulgo; pues sin formación suficiente para asimilarlas correctamente, el pueblo podía tomar el rábano por las hojas y armar una revolucioncita. Qué no hubieran dado los eximios representantes de las Luces por legitimar su recato ideológico poniendo como ejemplo las revueltas en la banlieu de París o los suicidios aniquiladores del fanatismo islámico: y claro, a quién se le ocurre insuflar la liberté-egalité-fraternité en las cabecitas de quienes nunca tendrán medios para ejercerlas; a qué llevar el cibercafé hasta el corazón de la pobreza. Luego uno se entera de que otros viven mejor, y pasa lo que pasa.

En el fondo, unos y otros (y Larra, ahora que me acuerdo) tenían razón: antes que Internet, una escuela y mucha pasta.

 

El burka occidental

El burka occidental

Hace unos años, a propósito de una exposición sobre el harén que se celebraba en el CCCB, estuve preguntándome hasta qué punto las mujeres occidentales no seguían encerradas en el imaginario masculino. Los barrotes, como todos los de este mundo en que han desaparecido los perfiles claros de los responsables, eran simbólicos, invisibles, y por ello más difíciles de señalar. Pero hete aquí que Antena 3 y sus publicistas dan por fin visibilidad a lo que hasta ahora nadie podía ver.

Gran labor social, sí señor.

Líbano (IV)

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Tomo esta carta de arponera.

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Líbano (III)

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Esto es lo que opina Israel de las propuestas de la ONU .  O será que están molestos por alguna que otra declaración desafortunada

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Líbano (II)

Líbano (II)

Cuenta Tomás Alcoverro, en la edición impresa de La Vanguardia, que los libaneses han estado recibiendo llamadas telefónicas a eso de las 5 y media de la mañana para aconsejarles en perfecto árabe que abandonen sus casas, en previsión del legítimo ataque del estado israelí, que responsabiliza --sigue la voz-- de lo ocurrido al gobierno y al pueblo libanés.  Ya se sabe: el chií es criatura radical y belicosa, y en cada casa hay un terrorista que afila sus dientes.  (Esto me recuerda aquella noticia del NY Times sobre el ataque a Libia en 1986 (la cita la obtengo de Joe Sacco), en que se decía que la tienda beduina en que había caído uno de los misiles norteamericanos era en realidad una sede camuflada de Muammar Qaddafi.)

La ONU ha recomendado al ejército regular que ni se les ocurra intervenir: de lo contrario Israel los pulverizaría literalmente.  (Ya se conocen el percal: en el 96 los mandos de los pequeños cuarteles se desvivían por hacerse con una bandera que los mantuviera al margen de los ataques.)

(He visto una fotito de Condoleezza Rice en que, tras la última rueda de prensa sobre el Líbano, sale de tribuna airosa la figura, contorneada por el conjunto a lo Chanel, saludando al personal con gracejo monárquico y pisando fuerte al tiempo que derramando los encantos de una presentadora televisiva.  Miradla aquí, enérgica y decidida, el gesto vigoroso y potente del gran héroe americano...  Ni Joan Collins en Dinastía, de verdad.)

Líbano

A razón de 5-6 bombas la hora contra 600, va el señor Bolton y se pone a hablar de buenos y malos.  Yo no sé dónde deben de andar a estas alturas los dos soldados israelíes; pero vista la densidad de misiles por metro cuadrado, fijo que se los han cargado ya sus propios compatriotas.  Obsérvese la sutil estrategia de búsqueda israelí: arrasando hasta llegar a Siria.

Ánimo, muchachos: un pequeño esfuerzo más y habremos alcanzado Irán.

Las palabras

Los suicidios en Guantánamo son un acto de guerra.

Y qué decir del concepto "misil casero": mejor tenerlos a raya, porque si el Kassam puede ser doméstico, cualquier civil puede destruir tu país desde el patio de su casa. 

Si Larra levantara la cabeza...

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A río revuelto...

A río revuelto...

Victor Dubreuil, Barrels of Money.   

Parece ser que el colonialismo no se conforma con la idea de que, en lo que a territorios inexplorados que esquilmar se refiere, no hay más que arrascar: si ya no hay tierra virgen para el desarrollo económico (el suyo, claro), entonces debe crearse.  Y sí: Bush tiene una oficinita (la Office of the Coordinator for Reconstruction and Stabilization) que ha elaborado ya programas de reconstrucción para 25 países que todavía no ha destruido nadie.  Y si alguien se pregunta por qué los escombros del Tsunami siguen en las playas, que no piense ni por un momento que se trata de olvido por parte de EE. UU. o el Banco Mundial, no, no: ellos se acuerdan todos los días de Sri Lanka.  Ocurre, sin embargo, que el dinero hay que gastarlo en cuestiones verdaderamente importantes: nada de casitas de pescadores en la costa; mejor un plan de reestructuración económica en profundidad (como ya aprovecharon para instaurar en Centroamérica tras el paso del Mitch). 

En fin, Naomi Klein lo explica mucho mejor que yo: The Rise of Disaster Capitalism.

 

Antígona de nuevo (II)

Leyendo un post de Óscar, me vuelvo loca buscando uno mío de diciembre de 2004 y resulta que ha desaparecido (Blogia y su reconversión).  Se puede encontrar el original (17de diciembre de 2004) en la versión caché de Google si se introducen en la búsqueda los términos "Antígona", "Unamuno" y "Pilar Manjón".  Pero lo vuelvo a copiar aquí:

"Decía Adorno que la verdadera obra de arte, sea o no sea ese su propósito consciente y originario, posee la capacidad de revelar lo oculto tras la ideología, dándole oportunidad de que rompa a hablar. La realidad, en ocasiones, tiene los mismos aciertos. Ocurrió anteayer: estaban los mercaderes (aunque no sé si la analogía bíblica les queda grande) dispuestos a legitimar el templo poniendo a su actuación el broche de oro --concedamos al pueblo su exigua pero lucida parcela de representatividad--, cuando de repente se encontraron a Pilar Manjón repartiendo hostias a todo Dios. Dice Arcadi Espada que la lástima es que a esta mujer se le vaya a hacer más caso por lo que lloró que por lo que dijo, por el papel de mater dolorosa que se le adjudicó que por el dudoso valor de las verdades que pudiese haber puesto de manifiesto. Pero no hay que confundirse: que los medios de comunicación y la marcha sempiternamente autista de nuestra política vayan a prescindir de esas verdades y a pervertirlas silenciándolas bajo el juego de la compasión no significa que aquellas no deban ser dichas, y menos aun que decirlas no sirva para nada. Solo faltaría que, como dice mi madre, además de joíos, apaleaos: obviamente la clase política lo mismo se pasa por el forro una manifestación ciudadana que la opinión de la Asociación de víctimas del 11-M; pero estaríamos buenos si por esa sordera de cínicos no siguiésemos pegando gritos. Con nosotros, no, mis mercaderes, con nosotros no. Quizá me sobra la ingenuidad que a Espada le falta (cosa que suscribirían bastantes de mis amigos); pero yo confieso que sentí un orgullo cívico casi insano --calma, calma-- al oír a Pilar Manjón reclamando que se devolviese a los ciudadanos el protagonismo que los partidos se han arrogado todo este tiempo (joder: para una vez que este país se despierta y que lo hace rompiendo todas las formalidades que tuviera que romper para señalar una ley más alta que la formal, y resulta que no, que es que hemos sido todos hipnotizados por el teléfono móvil). Además otra cosita: que la televisión se dedique a explotar el detalle lacrimoso y prescinda sibilinamente de las razones, no es excusa para descartar estas como inválidas. Ese prejuicio acerca del sentimiento es ya muy viejo como para que todavía sirva de criterio valorativo: el sentimiento puede ser manipulable, no lo niego (sobre todo si puede reproducirse en diferido); pero no tiene porque carecer necesariamente de inteligencia. Lo dijo la propia Pilar Manjón y estoy segura de que Unamuno hubiera suscrito sus palabras: "un argumento sentido no es un argumento torpe", y al racionalismo hace ya mucho tiempo que se le hizo la crítica de excesos.

"No voy a quitarle razón al que piense que el poder se lo asimila todo, discurso antisistema incluido (lo que no mata, engorda, parece ser su política). No obstante, recordando aquello sobre el pesimismo del pensamiento y el optimismo de la acción, me reafirmo: hay cosas que deberemos seguir haciendo siempre. Los actos de autenticidad son frágiles, inermes y fatalmente pequeños en medio de la vorágine. De ellos poco se sabe, porque su fogonazo se extingue pronto y luego vuelven las cosas a quedarse a oscuras. Pero se producen. Ahí ha estado esa intervención final en la comisión del 11-M. Es posible que el olvido se la coma. Es posible también que los medios de comunicación la hayan convertido en lo que no es. Es incluso posible que su ejecutora se transforme en símbolo de lo que otros quieren si no se anda con cuidado. Pero fue por un momento. Y ahí estuvo si no Creonte, a quien la aparición de Antígona le repateó los higadillos."

La ley de la porra

La ley de la porra

Mes de febrero: a K., novio de A., lo detienen en la calle dos mossets d’esquadra y le dicen que al día siguiente tiene que participiar de relleno en una rueda de reconocimiento.  Esto --os lo advierto, queridos míos, sobre todo a los que tengáis cara de malos malosos-- le puede suceder a cualquiera de nosotros (es un deber colaborar con las instituciones, lo mismo siendo parte de una mesa electoral que codeándonos con un grupo de presuntos violadores); pero como el agravio comparativo es bastante evidente (¿necesito mencionar el pequeño detalle de que K. es magrebí?), A. monta en cólera y telefonea als mossets para armarles la de Dios.

Lunes 6 de este mes, a eso de las 9.40.  Transbordo de Paral·lel.  Subo al vagón, me siento y veo venir en mi dirección a dos guardias de seguridad (esa turbia parapolicía que puebla el metro a menos que se la necesite en San Juan para detener a un gorila exaltado que le ha abierto la cabeza a otro tipo).  Pasan de largo junto a mí y se detienen al pie del marroquí que tengo a mi espalda.  Lo sacan del vagón y le piden el billete.  Al conductor del metro le hacen una señal avisándole de que puede arrancar sin problema.  O sea:  por mis cojones y por tu cara morena hoy vas a perder el metro. 

Sábado 11 de este mes, a eso de las 9.45.  Ronda de Sant Antoni, dirección al mercado.  Dos mossets d’esquadra paran a un negro y lo apartan a un lado de la acera, con la espalda contra la pared.  El sujeto en cuestión levanta un poco los brazos, como diciendo que con él no van asuntos policiales. Uno de los mossets llama a la central, mientras el otro tranquiliza al negro diciéndole que si no tiene nada pendiente, lo dejarán seguir con el paseo. 

¿Y alguien puede explicarme qué carajo hacía la poli francesa metiéndose en la Sorbona para desalojar a los estudiantes?

Democracia europea, que le llaman.

Un poco de diente por diente

Un cabrón menos.

Para justificar semejante arranque parriano.

Y por si fuera poco. 

 

Más obscenidades

Hará cosa de dos años leí en Lateral un artículo de no me acuerdo quién (siento la imprecisión en cuanto a las referencias) donde se explicaban los flujos migratorios que estaban llegando a Europa como un producto del programa económico neoliberal. A saber: dado el excesivo nivel de los costes salariales y sociales en la Europa comunitaria, era necesaria una deslocalización de la industria --que se trasladaría a aquellos países en que ni por asomo se supiese qué era el derecho laboral--, así como una política de puertas abiertas a la inmigración proveniente de los países pobres. El objetivo era doble y sibilinamente caritativo; porque todo estaba previsto para que el Tercer Mundo creciese (!) mientras el capitalismo se llenaba los bolsillos. Según los planes, la llegada de trabajadores que escapaban del subdesarrollo (fuga que habría de ir remitiendo a medida que la actividad industrial se fuese asentando en los países de África, Asia, o la Europa del Este), la llegada de esos trabajadores a Europa, digo, tendría el efecto de hacer disminuir unos sueldos y unos derechos sociales concebidos por la retórica neoliberal como mero capricho de ciudadanos maleados por el mimo del Estado. Por otra parte, en cuanto los países a los que había llegado la industria deslocalizada superasen un estadio básico de desarrollo, su población dejaría de emigrar y, es más, oh Providencia, podría comenzar a pensar en sus derechos e iniciaría la reivindicación de mejoras laborales. De esa manera iba a producirse un equilibramiento entre Norte y Sur, riqueza y pobreza, derroche de privilegios sociales y ausencia absoluta de ellos.

Los números, claro, son siempre limpios.
Después está la vida.

No sé si los planes de los hombres de Davoscontaron con que a día de hoy África iba a estar sometida a dictadores con un más que considerable currículum homicida. Miento: desde luego, debieron de contar con ello, puesto que la mayor parte de esos dictadores ocupan sus sitiales gracias a generosas financiaciones por parte de compañías europeas y norteamericanas. Lo que desde luego no debieron de imaginar --el cerebro pierde en empatía y en conocimiento del mundo cuando no le llegan los gritos de la calle-- es que el hambre y la represión política iban a alcanzar niveles tan desorbitados como para lanzar a miles de seres humanos a las fronteras de Europa. Lo que no previeron es que lo que ellos pretendían adquirir como proporción necesaria se les iba a convertir en excedente. El peligro que tiene aplicar terminología económica a las vidas humanas es ese: que al final hay que acabar diciendo obscenidades. Y así es: como excedente es como están tratando a los inmigrantes que llegan hasta Ceuta y Melilla. El modo en que durante las tres última semanas la Unión Europea ha saltado grácilmente por encima de la Carta que ella misma ratificó en su Convenio Europeo de Derechos Humanos (Carta cuya centralidad tanto se subraya en la cacareada Constitución Europea, páginas 11, 22 y 71), el absurdo jueguecito al que se ha entregado el gobierno español con sus sucesivas propuestas sobre modificaciones en la valla, la despreocupación con que se ha pagado a Marruecos para que haga el trabajo sucio de no importa qué forma, la ausencia de consideraciones sobre el derecho de asilo que podrían esgrimir muchos de los que saltan la valla de Melilla, todo eso señala a los inmigrantes africanos, no como hombres, sino como excedentes. Sobran. Y como se tiran las toneladas de fruta para que la sobreproducción no haga descender los precios en el mercado, se deja tirados a los hombres en el desierto.

Esa es la perversión de lo limpio: Adam Smith juega a los numeritos en una mesa de juntas, ante un inmaculado vaso de agua. Y a miles de kilómetros de distancia las marcas las lleva el cuerpo de otro.

Un exhaustivo dossier de links sobre el problema en Gatopardo.

Nueva Orleans

Entrevista de Garland Robinet al alcalde de Nueva Orleans, Ray Magin (WWL-AM)

Technorati: Hurricane Katrina: página con testimonios en primera persona, últimas noticias sobre las consecuencias del huracán, enlaces a instituciones y un directorio de blogs que hablan sobre el desastre.

Lourdes Muñoz Santamaría: blog de la diputada del PSC que fue rescatada de Nueva Orleans tras el paso del huracán.

Tirando a matar

Así en la distancia debe de ser difícil distinguir entre el moreno de un brasileño y el moreno de un pakistaní. Por no hablar de lo peliagudo que resulta diferenciar, así a lo lejos, entre un pakistaní inocente y un pakistaní culpable. Es por eso que Scotland Yard, para no atorarse en detallismos inoportunos que vendrían a entorpecer la necesaria rapidez de su trabajo --a qué detenerse en procesos judiciales--, ha decidido que seguirá disparando a cualquier bulto sospechoso que se cruce en su camino. Y no a las piernas o siquiera a las rodillas. No, no: a la cabecita, de cinco en cinco.

Con el beneplácito de Jack Straw.