Blogia
aunqueseaceniza

Tirando a matar

Así en la distancia debe de ser difícil distinguir entre el moreno de un brasileño y el moreno de un pakistaní. Por no hablar de lo peliagudo que resulta diferenciar, así a lo lejos, entre un pakistaní inocente y un pakistaní culpable. Es por eso que Scotland Yard, para no atorarse en detallismos inoportunos que vendrían a entorpecer la necesaria rapidez de su trabajo --a qué detenerse en procesos judiciales--, ha decidido que seguirá disparando a cualquier bulto sospechoso que se cruce en su camino. Y no a las piernas o siquiera a las rodillas. No, no: a la cabecita, de cinco en cinco.

Con el beneplácito de Jack Straw.

0 comentarios