en las grietas
Què hi ha dins les closes flors nocturnes?
Lo que me ha traído la subida de temperaturas.
¿Maldita sea, cómo era aquel poema de Laura Pozzi?
M. C. Escher, Prickly Flower, 1936
de vilanos levantado
su sueño quebradizo
lámpara del deseo
sobre el tallo sostiene
el diente de león
(a sabiendas de que el viento,
de que la noche y el yermo,
que la ciudad estéril
y sus hombres de hueso)
D.
Hace 6 años (Dios santo, 1999, no puedo ni creer que entonces yo existiera) apunté en un diario unas palabras de la Julia de Ana Mª Moix: "Se preguntaba una y mil veces por qué había de sufrir por algo tan sencillo, tan fácil para los otros". Esta mañana he estado haciendo todas esas cosas minúsculas que entonces eran igual de nimias, pero que la desposesión (ah Emily Dickinson) hacía tan valiosas: ducharme, freír bacon, tomar prestadas unas películas, cantar, mirar la vista sobre la Meridiana después de haber pasado la noche con D. He recordado a la Moix, y quizá también a Manolo García: "y ahora sopla el viento, cuando el mar quedó lejos hace tiempo; cuando no tengo barca, remos ni guitarra". La verdad es que estoy exhausta de realidad, y a veces no acabo de saber bien dónde tengo los pies, dónde se encuentra mi júbilo, si es que no vive ya demasiado lejos de mí. Tiempo, tiempo, un poco de tiempo para aligerarme de todos los pesos, para que pase el frío, para que crezca algo en tierra asolada.
(Si D. sigue siendo tan lindo, si sigue poniendo películas en mi mochila sin que yo lo sepa, algo podrá hacerse.)
Guiño
A mi lector invisible, del que nada sé (o quizá sí).
Para que el frío de Düsseldorf le sea leve.
Pájaro en flor
Testimoniar, todos los inviernos, los delicados milagros del frío.
Klimt
Gustav Klimt, Rosal bajo los árboles, 1905 (detalle)
O la pintura como florecimiento del color en el lienzo.
Atacama
El desierto de Atacama, en Chile, es uno de los lugares más áridos del planeta.
Cada cuatro o cinco años, sin embargo, puede darse la casualidad de que caigan unos cuantos milímetros de agua por metro cuadrado, y entonces el desierto se cubre de un manto de flores en pocos días.
Nunca se sabe bajo qué tierra agostada están esperando las semillas.
Las malas lenguas
Oh Dios, nunca me siento tan feliz como cuando el cuerpo se me llena de música.
¿Cuánto corazón es necesario arriesgar en lo que uno hace como para conseguir que la carne de un desconocido que escucha alcance esa felicidad sin fallo, esa felicidad sin fisura, esa felicidad absoluta, esa felicidad imperiosa y primitiva que no tiene agujero negro por donde llegue el desencanto?
Oh Dios, ni los ángeles del cielo ni los demonios del mar separarán jamas mi alma del alma de Annabel Lee. Y la voz de Sheilah Cuffy como un hondo viaje a mis más oscuras minas.
Mientras no amanece
Sueño que abro la persiana y que a causa del último riego las plantas han florecido, y entre los Zygocactus y las Impatiens han crecido la salvia y las campánulas y otros muchos colores que yo no tenía sembrados. Además el niño por el que no tengo la osadía de pisar la biblioteca de Latín pasea conmigo --charlamos-- y abre un enorme paraguas de lona cruda. Yo abro el mío --charlamos, plano picado de los dos paraguas-- y bailo, la la la.
Versus nihil
Las tortugas también vuelan
Bahman Ghobadi
Las tortugas también vuelan
Agradecimientos
Claudio Rodríguez: Vale dinero respirar el aire, / alzar los ojos...
A Blogia por quitar los cuadritos intrusos de la semana pasada. A Noemí por ordenarme la lista de verdaderas prioridades. A Guillén por ocupar mis jornadas laborales durante las últimas dos semanas. A Luisa por reaparecer con mi cuento. A los Cyclamen por seguir florecidos. Y a Gurb, siempre, siempre, por su simple y luminosa existencia.
Autovigilancia
Silencio
Cómo llega uno a pintar lo sencillo, lo callado, lo sumido en su soledad, en el momento inminente de revelar un secreto.
Pequeñeces
Con Luisa
Dónde resiste la vida
"Bajo Brezhnev --que no era lo peor, era grave pero no era Stalin-- había una joven rusa en una universidad, especialista en literatura romántica inglesa. La metieron en un calabozo, sin luz, sin papel ni lápiz, a causa de una delación idiota y completamente falsa, ni falta hace aclararlo. Conocía de memoria el Don Juan de Byron (treinta mil versos, o más). En la oscuridad lo tradujo mentalmente en rimas rusas. Sale de la prisión habiendo perdido la vista, dicta la traducción a una amiga y ésa es ahora la gran traducción rusa de Byron.
"Ante ello, me digo varias cosas. En primer lugar, que la mente humana es totalmente indestructible.
"En segundo lugar, que la poesía puede salvar al hombre. Hasta en lo imposible.
"En tercer lugar, que una traducción, incluso con la imperfección humana, traduce lo que traduce, lo cual es otra manera de decir que hay una relación entre lenguaje y realidad.
"Y en cuarto lugar, me digo que debemos ser muy felices."
George Steiner en diálogo con Antoine Spire, La barbarie de la ignorancia, Madrid, Taller de Mario Muchnik, 1999, pp. 118-119.