A veces
La piscina. La luz del sol en las duchas a la una de la tarde. Esa luz que viene de otro lugar y de otro tiempo. Ella y las baldosas blancas, el agua caliente. Estar en ninguna parte, bajo esa luz, ser otra. Ser ajena, en esa claridad intacta, a cualquier miedo propio, a cualquier desvelo. Solo esa paciencia de la luz que blanquea en las baldosas. Solo eso. Y otra.
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