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Valverde

Deambulando por la exposición instalada en el vestíbulo de la Universidad, me entero de que José Mª Valverde, allá durante la postguerra, confeccionaba sus propias ediciones de los libros que no podía comprar. Miro el dibujo de sus letras en la portada del Romancero gitano (que él mismo pasó a máquina), entreveo los dedos en ese trabajo íntimo, doméstico, con la obra de otro; comprendo entonces que decidiese pasar los últimos meses de su vida anotando al margen su lectura de Kierkegaard.

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