Ficciones
Durante las clases sobre Onetti, señalo a los alumnos cómo a pesar de ser una novela exenta en la que el segundo nivel de ficción ya se da por supuesto (La vida breve se había publicado en 1950), algún que otro personaje de El astillero tiene sensaciones que implican ese otro nivel ficcional: una mañana, el doctor Díaz Grey despierta y se siente recién depositado en el día que comienza. (Once años antes, Brausen se jactaba de lo inadvertido que permanecía Díaz Grey, mirando el río, sin sospechar que él iba a colocar una mujer frente al doctor de un momento a otro.)
Los juegos de la narrativa contemporánea. Ja.
Paseando junto al Tormes recuerdo a ese Tomás Rodaja que duerme a sus orillas, depositado bajo un árbol al inicio de la narración que está por comenzar, sin sospechar el despertar inminente, sin conocer todavía la mano del criado que habrá de levantarlo a la historia que le espera.
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