Apuntes
Escojo San Camilo 1936 para el artículo de septiembre.
Nada más comenzar, ya encuentro motivos para el cabreo. La dedicatoria es infame. Claro, claro: nosotros fuimos siempre un Gregorio recién arrancado de la tierra, cual zanahoria de carne, con el barro todavía demasiado fresco como para no estar por encima de la historia. Nosotros fuimos puro cainismo telúrico, dónde va a parar, fuerza destructiva lanzada en estado natural contra la del propio vecino, qué sabíamos nosotros de la lucha de clases y del movimiento obrero, eso eran moderneces refitoleras de los europeos. ¡Y acto seguido, para corroborar semejante sesgadura, tiene la torpeza de mentar a Dios en vano!
Joder, otra vez he vuelto a meterme en camisa de once varas.
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