
Hay en
Perfil del aire una relectura del
carpe diem garcilasiano donde se afina la sensibilidad torturada ante el poder destructor del tiempo: no es que las rosas ya no puedan cogerse mudada la edad; es que la edad muda a cada segundo, y en su carrera vertiginosa hace impensable cualquier perdurabilidad de la plenitud. Lo lacerante, en Cernuda, es que esa conciencia de lo fugaz ni siquiera puede resolverse en tópico moral (
coged de vuestra alegre primavera / el dulce fruto, antes que el tiempo airado / cubra de nieve la hermosa cumbre); porque la misma posesión del instante presente está envenenada por la agonía temporal:
¿De qué nos sirvió el verano, / Oh ruiseñor en la nieve, / Si solo un mundo tan breve / Ciñe al soñador en vano? Cernuda pasa por Garcilaso caminando hacia
Manrique (ah el XX y sus aceleraciones): en esa vuelta de tuerca al curso de la tradición poética,
Perfil del aire abandona toda voluntad de aprovechar engañadamente el momento, y es por ese despojamiento de paños calientes que en el libro solo queda el pálpito constante del deseo cuya realización niega el tiempo:
Cuán lejano todo. MuertasLas rosas que ayer abrieran,Aunque aliente su secretoPor las verdes alamedas.
2 comentarios
yellow_cab -
pero es bonito eso de vivir, a veces. aunque sea así. siempre tiene que venir algo diferente tras algo diferente.
eso pienso hoy, que nos nevo.. mañana espero seguir pensando así :)
1abr
siloam -
bonito post