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aunqueseaceniza

mi dudoso trabajo

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Rafael, La Escuela de Atenas, 1510-1511 (detalle).

"El erotismo, encubierto o declarado, imaginado o llevado a la práctica, está entretejido con la enseñanza, con la fenomenología del Magisterio y el discipulazgo.  Este hecho elemental ha sido trivializado por una fijación en el acoso sexual.  Pero sigue siendo esencial.  ¿Cómo podría ser de otro modo?

"El pulso de la enseñanza es la persuasión.  El profesor solicita atención, acuerdo y, óptimamente, disconformidad colaboradora.  Invita a la confianza: "solo se puede cambiar amor por amor y confianza por confianza", como dijo Marx, con idealismo, en sus manuscritos de 1844.  La persuasión es tanto positiva --"comparte esta habilidad conmigo, sígueme en este arte y en esta práctica, lee este texto"-- como negativa --"no creas esto, no malgastes tiempo y esfuerzo en aquello"--.  La dinámica es la misma: construir una comunidad sobre la base de la comunicación, una coherencia de sentimientos, pasiones y frustraciones compartidas.  En la persuasión, en la solicitación, aunque sea del género más abstracto y teórico --la demostración de un teorema matemático, la enseñanza del contrapunto musical--, es inevitable un proceso de seducción, deseada o accidental.  El Maestro, el pedagogo, se dirige al intelecto, a la imaginación, al sistema nervioso, a la entraña misma de su oyente.  [...] Un Maestro carismático, un "profe" inspirado toma en sus manos, en una aprehensión psicosomática, radicalmente "totalitaria", el espíritu vivo de sus alumnos o discípulos.  Los peligros y los privilegios no conocen límites.

"Toda "irrupción" en el otro a través de la persuasión o la amenaza (el miedo es un gran profesor) raya en lo erótico, lo libera.  La confianza, el ofrecimiento y la aceptación tienen unas raíces que son también sexuales.  La enseñanza y el aprendizaje se ven determinados por una sexualidad del alma humana de otro modo inexpresable.  Esta sexualidad erotiza la comprensión y la imitatio.  Añádase a esto el elemento clave de que, en las artes y en las humanidades, el material que se enseña, la música que se practica y se analiza, están per se cargados de emociones."

GEORGE STEINER, Lecciones de los Maestros, Madrid, Ediciones Siruela, 2004, pp. 33-34. 

 

Pasaje bíblico

Pasaje bíblico Y cuando mi director de tesis y jefe de departamento, fijos sus ojos en las líneas más arriesgadas de mi conferencia, aquellas que sostenían el influjo de Adrià Gual en José Martínez Ruiz, removió el bigote y rompió su acostumbrado mutismo valorativo para afirmar es interesante esto que dices, mi corazón se llenó de gozo inconmensurable y los cielos se abrieron sobre mi cabeza, y de ellos bajó una voz que exclamó: Esta es mi hija muy querida, y sobre ella tengo puestas todas mis complacencias.

Que não sai de mim, não sai de mim, não sai...

Que não sai de mim, não sai de mim, não sai...

Pues no lo digo el domingo, que lo digo el lunes; pero sí que lo estoy consiguiendo, sí.  Aunque a este paso, como me descantille, me salen más páginas de la cuenta (y superadas las dudas sobre la parte que de invención se le inyecta a todo método histórico (véase Ciudadano Kane: siempre hay un vacío que salvar, y para ello recurre uno desesperadamente a todos los textos que más o menos encajan en el agujero), intento ahora acallar las de si todo lo dicho es pertinente, ay). 

Y bueno, esta noche he subido a la azotea a ver Marte.  Que por cierto, las puestas de sol desde allí son como para mudarse.

Me he acordado de Marzal, claro, escritor por vocación de infancia, la luz de las estrellas ya ha ocurrido, mientras miraba la bolita roja, la vida es la nostalgia incorregible / de habitar un rincón del firmamento / que sólo se ha erigido en el pasado / y cuyo planisferio hemos perdido.

Mis melancolías últimamente rotan más bien en torno a la fatalidad con que las erratas se reproducen en un programa de actos por mucho que lo revises una y otra vez...

 

Agh!

Agh!

 El ecléctico culpable 

¿Logrará esta mujer sepultada bajo el peso de incontables artículos decimonónicos encontrar alguna línea lógica, por fragmentaria que esta sea, que explique los enloquecedores caprichos críticos de José Martínez Ruiz en el curso de 1898?  ¿Podrá esta desesperada estudiante de doctorado nuevamente metida a congresista por la gracia de Dios --existe, es implacable, y es Director de Departamento-- reducir la dispersión hasta ahora insobornable de los datos históricos a una teoría unificadora?  ¿Podrá alguna vez entender cómo es posible inciensar a Verlaine un día y lanzarlo por la borda tres días después?  ¿Podrá en algún momento --forzosamente dentro del término de esta semana-- comprender cómo se puede criticar el esteticismo y alabar a Adrià Gual en el transcurso del mismo mes?  ¿Se atreverá a sugerir esta pequeña mujer atónita que el Martínez Ruiz de 1898 era, desde el punto de vista de la crítica literaria, un mindundito entregado al relleno diario de la columna periodística de turno --la prostitución cultural ya había nacido--, y por tanto, practicante de juicios literarios tomados por los pelos y carentes de cualquier argumentación cabal, que no pueden subsumirse en una opinión unitaria porque lo mismo dicen hoy hache que mañana jota?  ¿Será capaz, en definitiva, de escribir algo con pies y cabeza para el en mala hora concebido Simposio de noviembre?

La respuesta, el próximo domingo.

El año del Quijote

Junta de gobierno de la Universidad. La luz se hace cuando un preclaro director de algún departamento de la Facultad de Física pronuncia la siguiente frase reveladora: "En esta Universidad, los únicos departamentos que hacen investigación, son los de ciencias" (léase: los únicos legitimados a pedir dinero, somos, pues, nosotros). ¿A alguien le quedan dudas de por qué los estudios de letras se están disolviendo hasta quedar convertidos en un puro recurso de marketing para sostener la imagen cultural a través de la cual se está vendiendo Barcelona? El año del Quijote... Qué risa.

Política laboral

Política laboral A mí me hace mucha gracia que en su momento los rectores catalanes se llenasen la boca con lo de la pérdida de independencia que las universidades iban a sufrir bajo la Ley de Reforma Universitaria. Cuando se trata de ahorrar sueldos en profesorado cubriendo las bajas con becarios, la independencia (y la normativa) se la pasan por el forro y deciden que, puestos a tener que pagar un salario, es mejor depender del que ya paga el Ministerio.

Eso sí, centenarios y brunchs, todos los que quieras.

Encuentros en la tercera fase

Encuentros en la tercera fase Adelardo Parrilla,Retrato de José Martínez Ruiz

La secta azorinista volvió a reunirse: esta vez en Monóvar, el 18 y el 19. Tomamos café en el Casino, nos hicimos la consabida foto, nos sentamos en círculo cual grupo de psicoterapia y, con modélico olvido del mundo en torno, nos entregamos a meditar sobre el estado de la cuestión (lo que quiera que sea que eso signifique). Eso sí: que me comí unas gambas a la plancha recién traídas de la bahía de Alicante la noche del 19... Hice además dos descubrimientos: Lozano Marco --una de mis preferencias, junto a Francisco José Marín, a la hora de elegir entre las aportaciones al tema-- es un hombre dulce y silencioso, de una suave timidez; Riopérez es un genial conversador multimillonario que disimula pertinazmente su encanto bajo una capa de cultivado cinismo (cenar con él es un intento continuo de vencer la ironía oponiéndole una cándida pero obligatoriamente bien argumentada inocencia).

Ahora que lo pienso, tuve una tercera sorpresa: si Manuel C. tuviera unos cuantos (bastantes cuantos) años menos...

Espero con fervor la siguiente entrega (de gambas a la plancha, se entiende).

Ya

Ya ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé! ¡Terminé!

Bueno: en realidad tengo que confesar que he disfrutado como una enana. A pesar del sometimiento a la ley de la silla (sesiones de ocho horas de lectura con intermedio para comer), este encierro de dos semanas ha acabado siendo una gozada: ¡Fortunata y Jacinta en manos de Stephen Gilman es sencillamente apoteósica!

Como siempre

Parece ser que no es suficiente que la universidad pública se ahorre sueldos a costa de los becarios. Ahora también el sector privado saca partido de tan peculiar clase trabajadora. Porque digo yo: si un OCR puede confundir fácilmente las letras --y los editores lo saben--, si a pesar de que los procesadores de texto pueden corregir la ortografía, las galeradas salen con multitud de erratas --y los editores lo saben--, si picando una edición el mecanógrafo se salta palabras y hasta líneas enteras --y los editores lo saben--, si ocurre todo eso, ¿por qué carajo la editorial no paga a un corrector tipográfico? Porque ya está el becario del departamento de Literatura Española de cualquier universidad para hacer el trabajo, hombre... Y ahora tengo yo que batir el récord de lectura rápida metiéndome un libro de 400 páginas (edición crítica con notas incluidas)entre pecho y espalda en apenas 8 horas. Hay que joderse.

Deformación profesional

Deformación profesional Siempre Forges...

Buf...

A Dios pongo por testigo de que cuando acabe el maldito artículo voy a tomarme una condenada semana de vacaciones...