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aunqueseaceniza

Que trabaje Rita

Habida cuenta de mi falta de aliento para análisis más profundos, y dando pábulo de hecho a las acusaciones de mis detractores, me limito a transcribir aquí las preguntas que se me suceden cual ligera espuma de mar en el eterno día de playa que se ha instalado en mi mente.

A saber:

¿Por qué una de las ideas más tópicas que surge ante las protestas del 15M es que están protagonizadas por individuos disipados que quieren vivir del cuento? ¿De dónde sale esta sospecha sobre la holgazanería ajena en cuanto alguien se echa a la calle para defenderse —precisamente— de los que quieren destruir el trabajo de toda una sociedad? ¿Por qué la descalificación toma ese sentido concreto? ¿Por qué todo el mundo trabaja menos que estas criaturas descalificadoras? ¿Qué instancia superyoica les ha instilado la idea de que la vida debe ser una sucesión sin tregua de días laborables? ¿A qué oscuro dios calvinista temen ofender si no señalan con el dedo acusador a los que osan cometer el sacrilegio de conceder medio día a la vida? ¿Qué frustración de timado los arroja al descrédito de los que han conseguido vivir al margen del trabajo? ¿Su sometimiento al régimen salarial encuentra compensación en el deseo de sustraerles su libertad milagrosa a aquellos que logran cada día —con no poco trabajo, por cierto— arrebatarse a la economía productiva?

¿O es que Thoreau, Stevenson, Russell eran unos chamulleros?

Eso me temo. Que piensan que sí.

Por cierto.

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