A la musa rogando...
... y con el mazo dando.
Ahora que estoy leyendo a Michel Onfray, me pregunto qué perro sigue mordiendo el corazón de este hijo de húngaro para que a su vez él tenga que hundir sus fauces en carne de cañón. A lo mejor es eso lo que ha intentado averiguar la Reza.
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