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Precedentes de la autoayuda

Precedentes de la autoayuda

Me hace mucha gracia este Miguel de Unamuno que comienza un diario para darse argumentos sobre la existencia de un Dios en que no cree.  Él mismo se lo dice en el tercer cuaderno: qué coño es "esto de que me esté aleccionando y predicando a mí mismo", si además nadie pasa por el Eclesiastés en vano (y mucho menos con un hijo enfermo).

Leyendo el Diario íntimo reparo en aquello de que "creer es crear"; porque hace ocho años, cuando lo escuché por boca de Dios --el problema de Unamuno es que no tenía un director de tesis-- a propósito de Carmen Martín Gaite, me pareció el acabóse.  Esta vez, sin embargo, me ha resultado un eco retrospectivo de aquello de que "si lo deseas intensamente, sucede", y se me ha ocurrido que el optimismo de manual que nos ronda es la nueva religión del siglo XXI (curiosamente, explicada bajo la científica luz de la teoría evolutiva).

Yo persevero también en predicarme con el dogma, pero tampoco me sale.   

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