La vida secreta de las palabras
Cuando recuerdo a Isabel Coixet y ese aire de despiste y de insignificancia que tiene tras sus gafas de pasta, no me explico cómo dentro de esa mujer pueden caber las historias que caben (joder, leo el retrato de Tim Robbins y es que me saco el sombrero: ¿se puede ser más honrado y a la vez más lúcido y a la vez como si eso fuese simplemente la vida pero además precisamente por serlo tan fervorosamente contemplado?).
La vida secreta de las palabras es una película absolutamente enorme. Siempre que salgo del cine me quedo callada por lo menos media hora --cosa que intranquiliza bastante a propios y ajenos, pero se trata sencillamente de una dificultad para pasar rápidamente de la concentración a la expansión, para salir de la historia y volver a la calle. Lo de ayer fue, sin embargo, un absoluto anonadamiento. Iba por Aribau como si me hubieran abofeteado, o como si hubieran entrado en algún cuarto que yo tenía reducido a la quietud y lo hubiesen puesto todo patas arriba.
Tengo que verla por lo menos dos veces más.
2 comentarios
MeIKe -
Besos!
manuel h -