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aunqueseaceniza

Que não sai de mim, não sai de mim, não sai...

Que não sai de mim, não sai de mim, não sai...

Pues no lo digo el domingo, que lo digo el lunes; pero sí que lo estoy consiguiendo, sí.  Aunque a este paso, como me descantille, me salen más páginas de la cuenta (y superadas las dudas sobre la parte que de invención se le inyecta a todo método histórico (véase Ciudadano Kane: siempre hay un vacío que salvar, y para ello recurre uno desesperadamente a todos los textos que más o menos encajan en el agujero), intento ahora acallar las de si todo lo dicho es pertinente, ay). 

Y bueno, esta noche he subido a la azotea a ver Marte.  Que por cierto, las puestas de sol desde allí son como para mudarse.

Me he acordado de Marzal, claro, escritor por vocación de infancia, la luz de las estrellas ya ha ocurrido, mientras miraba la bolita roja, la vida es la nostalgia incorregible / de habitar un rincón del firmamento / que sólo se ha erigido en el pasado / y cuyo planisferio hemos perdido.

Mis melancolías últimamente rotan más bien en torno a la fatalidad con que las erratas se reproducen en un programa de actos por mucho que lo revises una y otra vez...

 

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