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Manifiestos y dolce far niente

Manifiestos y dolce far niente Christopher Rossi, Martini

Acabáramos. Ya me olía yo que lo del dichoso manifiesto no pasaba de ser una pataleta de intelectuales, simple cuestión de mantener entretenida a la familia: los enfants terribles de la elite catalana épatant a sus correctos padres políticos. Y claro, hay que darles las gracias por querer representarnos, por tomar a su cargo la misión de darnos la voz que no tenemos (por lo visto, los ex-novísimos que primero la denostaron, andan nostálgicos de los tiempos de la poesía social). O eso es por lo menos lo que se desprende de lo que escribe hoy Arcadi Espada --uno de los firmantes del Manifiesto-- en su blog. Qué dulce, ¿no?, debe de ser apurar un Dry Martini una hermosa tarde del recién estrenado verano, mientras en el trastero mental se juguetea con la ocurrencia de impulsar la creación de un partido político.

Els altres andalusos

1 comentario

oscar -

Ojito, que los del Martini no son santo de mi devoción (aunque, eso sí, con Boadella he reído mucho, con Azúa he aprendido otro tanto y a Carlos Elías, el maestro sindicalero, lo conozco y es buena gente –de eso ya hablaríamos otro día), pero lo único que diferencia a éstos de los políticos en activo, es una vocación tardía y un pasado más o menos glamuroso. Que los de la corbata prefieran hincharse de prozac para parecer felices ante los periodistas y acostarse con balyum para no tener ojeras, es algo anecdótico respecto a la aceituna de los del Martini. Digamos que no van a obtener, al menos por mi parte, una milésima menos del respeto que siento por el resto de patéticos ladronzuelos consolidados desde hace años tras las siglas de un partido político.