Sueño
Montserrat Gudiol, Maternidad, 1961 (fragmento)
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Sueño que acabo de tener una niña. Estoy descansando en mi cama y mi madre aparece con un carrito, porque se va a llevar de paseo a la recién nacida. Yo protesto: ni hablar, qué hace ella llevándose al parque a la niña, la niña es mía y quiero que me la dejen coger y que se quede conmigo. Entonces mi madre me pasa a la chiquilla desde los pies de la cama (por detrás de ella, un poco apartados, están O. y mi padre, observando la escena). Tengo miedo de no saber cogerla y que se me caiga. En efecto, cuando la tengo en peso compruebo que mis brazos son demasiado débiles para sostenerla. No sé cómo soluciono esa torpeza, pero en la siguiente escena la tengo en el regazo, mirándola de frente, las dos sobre la cama. La niña comienza a hablar. Me sorprendo de que hable siendo una recién nacida. Aun me sorprende más que su voz tenga la neutralidad sedante de una azafata. No recuerdo qué dice: quizá el tono ha sustituido al mensaje en mi memoria, porque más bien creo que transmite la información propia de un supermercado o un aeropuerto. Como sabe hablar, le pregunto qué nombre quiere que le ponga. Pero no responde. En la siguiente escena, la niña está en la cuna, en la habitación de mis padres. (La cuna es la misma donde yo dormía de pequeña.) Me pregunto qué hace allí. Por qué no está en mi habitación. Pienso que si pusiéramos la cuna junto a mi cama, no quedaría espacio libre en el cuarto. Pienso que en mi cama no hay espacio suficiente como para que podamos dormir ahí las dos. Pienso que no tengo casa propia. Entonces comienzo a sentir ansiedad: ¿cómo se me ha podido ocurrir tener una criatura? Cuando despierto, siento alivio al comprobar que en realidad no he tenido ninguna hija.
5 comentarios
Marisol Sánchez (BOX8) -
Anónimo -
Gemma -
Oscar -
la verdad es que cuando tienes un criatura te faltan tantas horas para dormir que no te queda tiempo para soñar.
un beso onírico.
Marisol Sánchez (BOX8) -
Los sueños son un disloque, pero un disloque siempre sabio. Y el inconsciente elabora que se las pela, y cuando comienza a elaborar, no hay manera de engañarlo ya: las verdades saltan evidentes. Bueno, evidentes si en un abuena sesión de análisis eso se trabaja bien.
Te sigo leyendo.
Un abrazo de BOX8 (puedes llamarme Sigmunfreda, je)