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aunqueseaceniza

La reina de las nieves

Gerda se despierta de madrugada; ha sentido frío. Echa mano de la manta que por si acaso descansa junto a la cama, en una banqueta. La despliega y la extiende sobre su mitad. Entonces Kay también despierta. Se le pega al cuerpo, cruza un brazo más allá de su cintura, cubre sus caderas con un muslo.

Hay momentos así, en que el invierno cesa.
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