Como siempre
Dante Gabriel Rossetti, Sancta Lilias, 1874. Tate Gallery, Londres. Detalle.
Esta tarde he sido tan desproporcionada e imprudentemente feliz cuando D. me ha acariciado la cabeza cual a perrito de lanas (con este pelo, dice, parezco sacada de un cuadro prerrafaelita), que de vuelta a casa en el metro he ido todo el viaje temiendo que el destino tuviese prevista mi muerte entre esta noche y la del sábado, así nada más que por joder, por quitarme los caramelos mientras se me quedaba en la cara la sonrisa de idiota.
No iba a ser la primera vez que ocurriese algo parecido.
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