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Violencia onírica

Violencia onírica

Aubrey Beardsley, ilustración para E. A. Poe, The Black Cat (1901).

Sueño con D.  Sueño con J., y con su madre y su abuela (que están fregando el suelo de rodillas).  Sueño con un gato negro que no recibe nada del bocadillo que yo voy comiendo por la calle, de modo que decide lanzarse sobre mi boca, el morro superior dentro de ella, la mandíbula inferior clavada bajo mi barbilla (siento dolor, pero menos del que debiera).  Cuando logro desenganchar al gato de mi boca, lo agarro por el cuello y comienzo a sacudirlo una y otra vez contra el suelo (cual el tipo que sale en la portada del disco de Siniestro Total con la gaita correspondiente).  En cada golpe siento al animal como un fardo, y el trompazo sordo pero perfectamente ensañado y enervador y denso subiéndome por los brazos.  Cuando me incorporo de esa escena betunosa, el gato desaparece.  Camino hacia una esquina donde me esperan mi hermana y mi padre, y al paso farfullo unas cuantas palabras: mi lengua hace caer algunas migas ensangrentadas.  Sueño con Adela, que me dice que poca broma con los gatos, que a ella se le enganchó uno a la cara en una ocasión, y se las vio para deshacerse de él. 

(Gato furioso.)

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